viernes, 6 de febrero de 2015

DESPIDOS EN EL SECTOR DE HIDROCARBUROS A LA VISTA

TRABAJADORES ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)

Con el interesado argumento de los bajos precios del petróleo a nivel internacional las empresas del sector de hidrocarburos están cursando cartas de pre despido y de despido a sus trabajadores en las operaciones de Talara, al norte del Perú. Son varias las contratistas y subcontratistas que argumentan que con los precios actuales sobre los US$ 50 dólares el barril, las actividades de explotación se vuelven antieconómicas por los altos costos de producción y las elevadas regalías que tienen que pagar al estado.

En verdad, sean altos o bajos los precios internacionales del crudo la situación económica de los trabajadores que operan en las actividades de explotación, es precaria, difícil, riesgosa y mal remunerada en razón de la débil organización y pobre capacidad negociadora.

Las empresas en general hacen uso y abuso de los contratos de servicios de terceros, es decir de empresas subcontratistas que desvalorizan la fuerza de trabajo con salarios miserables y pésima condiciones de trabajo, en jornadas atípicas de trabajo con más de 12 horas de labores continuadas en pleno desierto, con un calor que supera fácilmente los 33 grados centígrados de temperatura.

En parte, es responsabilidad de los trabajadores que no participan en las organizaciones sindicales sea por temor, presiones familiares, mejores condiciones a los no afiliados, proliferación de quintacolumnistas etc.; lo cierto y evidente es que existe una gran dispersión sindical y la existencia de varios organismos federados con escasa representatividad frente a las empresas debilita su capacidad de negociación.

El problema de agrava en la presente coyuntura cuando los precios del petróleo se derrumban en los últimos meses en especial de noviembre a la fecha, pues en promedio el precio referencial WTI durante el 2014 se mantuvo sobre los US $ 93 dólares el barril. Es más, diversas fuentes especializadas coinciden en que no volverán en el corto plazo los precios de 100 dólares el barril.

Sean cuales fueren las razones explicativas de los bajos precios del petróleo en relación a los tiempos de bonanza como en julio del 2008 cuando arañó los 150 dólares el barril, siendo el promedio de US $ 99.57 dólares, según el cuadro respectivo, los precios actuales todavía generan utilidades a las empresas que cargan a los costos de venta importantes montos por concepto de depreciaciones y amortizaciones de intangibles que no constituyen salidas en efectivo de capital de las empresas.

En tal sentido, sirva el presente cuadro sobre los resultados financieros de la empresa PetroTech Peruana S.A. en el período 1994/ 2008 teniendo en cuenta los precios del WTI, que si bien por la naturaleza del contrato de servicios el marcador exacto sería el crudo Brent, pero para el ejercicio resulta ilustrativo y no afecta el razonamiento en lo fundamental.

La importancia del período en mención cubre dos tendencias, por un lado los precios deprimidos entre 1994 y 2002 y las tendencias alcistas que se despuntan a partir del 2004, donde niveles del crudo equivalentes a los US$ 40 dólares el barril, eran considerados precios extraordinarios, tanto así que en nuestro país se tuvo que establecer el llamado “Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles”.

Así, tomando como ejemplo los estados financieros de una empresa cuestionada como PetroTech Peruana S.A. que explotaba hasta el 2009 el lote Z-2B, mediante un contrato de servicios que por su naturaleza el Estado tenía que abonarle una retribución equivalente al 84.6 por ciento de la producción. En contrapartida, las reservas probadas de crudo y el gas húmedo eran propiedad del estado peruano, como también constituyen propiedad del estado a través PetroPerú, las instalaciones, las barcazas y las plataformas marinas.

Resulta evidente que en la primera tendencia con precios del crudo que fluctúan entre los US$ 17.20 (1994) y los US$ 26.11 dólares el barril (2002), el único año donde se declararon pérdidas operativas y netas fue en el 2008 cuando los precios se derrumbaron a un promedio de US$ 14.41 dólares el barril.

En dicho año (2008) Petrotech Peruana declaró pérdidas operativas de US$ 8.5 millones de dólares y pérdidas netas de US$ 8.3 millones. Se debe reconocer que el conjunto de las empresas petroleras también obtuvieron importantes pérdidas en dicho año.

Con las tendencias alcistas del precio internacional del crudo en especial después del 2003 los resultados financieros de PetroTech mejoran ostensiblemente. Así, con precios del barril sobre los US$ 41.44 las utilidades operativas eran de US$ 72 millones de dólares y las netas de casi US$ 39 millones de dólares. Es evidente que con precios más elevados del petróleo se incrementan los ingresos, las utilidades operativas y netas, tal como se puede observar en el cuadro respectivo.

Esta realidad, se debe tener presente en la presente coyuntura cuando las empresas petroleras pretenden ajustar costos hacia abajo con menores salarios y despidos de trabajadores. Con precios de US$ 50 dólares el barril las petroleras siguen obteniendo utilidades pero menores en relación a los tiempos de bonanza, pero utilidades al fin.

En lugar de ajustar a los trabajadores productivos las empresas debieran sincerar costos internos de producción, reducir los gastos administrativos. Ello es más urgente en razón que muchas empresas operan con subcontratistas o servicios de terceros, con empresas de fachada donde la propiedad en última instancia está ligada a la empresa principal o matriz.

También es verdad, que de mantenerse tales niveles de precios sobre los US$ 50 dólares el barril, el estado no puede permanecer impasible si se pretende aumentar la producción de crudo a futuro, en especial para poder abastecer a la refinería de PetroPerú Talara que tendrá una capacidad ampliada de 95 mil barriles de capacidad a partir del 2019.

Con tales niveles de precios las empresas agotarán las reservas probadas invirtiendo muy poco en la perforación de los necesarios pozos de desarrollo en los viejos campos de Talara. De allí, que sería conveniente tener esquemas promocionales en las tasas de regalías, pues regalías superiores al 30 por ciento resultan no solamente poco competitivas sino antieconómicas a pesar de la consideración de la regalía como gasto deducible.


Esta realidad se agrava más aún si hay empresas que abonan tasas de 49 por ciento por concepto de regalías. Por tanto, bajos precios de los precios del petróleo, altas tasas de regalías, despidos de trabajadores constituyen elementos de un “coctel molotov”, explosivo en una región como Talara, donde su población depende de los ingresos generados por la explotación de los hidrocarburos, de las inversiones de las empresas y gasto de los trabajadores.



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