lunes, 2 de septiembre de 2013

INVERSIONISTAS PERPLEJOS*

* Publicado en el diario La República el 01 de setiembre de 2013 por Mirko Lauer

Un grupo de inversionistas interesados en la licitación del Gasoducto Sur Andino, GSA, se entrevistó hace poco con gente del MEM y de ProInversión. Como se sabe, este proyecto de la empresa Kuntur fue desechado por Ollanta Humala el 28 de julio del 2012, y reemplazado por un etanoducto costero propuesto por el MEM.

Luego, en diciembre de ese año, se cambió a Gasoducto Sur Andino y en mayo del 2013 se contrató al banco de inversión Wood Mackenzie para que preparara el papeleo de rigor para los inversionistas. La fecha de presentación de las ofertas era noviembre del 2012, pero ProInversión la acaba de correr (ahorita, en agosto) a febrero del 2014.

La percepción es que no hay nadie en el Estado a la vez empoderado e interesado en el proyecto GSA. Cuando se conversó sobre el proyecto con el jefe de ProInversión, Javier Illescas, este desconocía muchos detalles que los visitantes sí conocían. En cambio, en plena charla se puso a hablar de la II Etapa del Metro de Lima. Proyecto que conocía íntegro.

De otro lado, hay un tema clave. Kuntur tiene un Estudio de Impacto Ambiental, aprobado, por el mismo trazo que se va a licitar. Estudio que tomó dos años en completarse. Además, aquel que gane la licitación tiene que hacer también Consulta Previa, lo cual no es el caso para Kuntur, pues ellos tuvieron todo listo antes de que esa ley fuera expedida.

Por tanto, dicen esos inversionistas, ¿para qué vamos a invertir US$ 3,4 o 5 millones en prepararnos para la licitación si, a fin de cuentas, al final, si es que ganamos, vamos a tener que ir a tocarle la puerta a Kuntur? Eso no tiene sentido y le quita interés a la licitación. ¿Es que los funcionarios no se han dado cuenta?

Parecido caso el de Talara. La impresión de gente muy cercana al tema es que, a pesar del anuncio de Humala este 28 de julio (con cifra y todo, de US$ 2.730 millones), el proyecto está estancado en el MEF, donde se esgrimen razones varias para la demora.

Una es que “no están seguros de que sea necesario modernizar Talara y que quizá sea necesario cerrarla”. Cuando se les dice que este es un proyecto que tiene muchos años, que fue firmado por Alan García en el 2010, que lo conoce Luis Castilla porque él era viceministro en esa época, que incluso el proyecto figura en el Marco Macroeconómico del 2012 y también en el del 2013, que ha tenido dos validaciones técnicas de firmas internacionales, etc, los funcionarios del MEF se encogen de hombros y llegan a decir: Miguel Castilla no va a aprobar Talara porque eso sería una mancha estatista en su hoja de servicios.

En cuanto a la parte financiera, se sabe que los capitales han comenzado a irse de los países en desarrollo en el flight to safety. Con tanta demora y con tanta mecida, los bancos internacionales que apoyan el crédito de US$ 500 millones para comenzar las obras han comenzado a cansarse de tanta demora. Consideran que el gobierno peruano es poco serio con ellos, pues han invertido mucho tiempo en estudiar el proyecto y están dispuestos a financiarlo. Pero todas estas idas y venidas los hacen dudar y los directorios están con ganas de bajarle el dedo al financiamiento que ya han ofrecido.

Los que conocen a Castilla creen que otra vez está aplicando la táctica de prometer, mecer, demorar hasta que el proyecto pierda credibilidad y se caiga solo. O si no, como en el gasoducto, al final él se encarga de darle el empujoncito final.


Así las cosas. Estos dos proyectos emblemáticos y que podrían mover uno o dos puntos del PBI en estas horas de vacas enflaquecientes tampoco van a salir. ¿Qué pasa con el gobierno? ¿Por qué no reacciona?

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