martes, 7 de agosto de 2012

EL FONDO DE INCLUSIÓN SOCIAL ENERGÉTICO CON EL GLP*

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI (Investigador UNMSM)

Gracias al efecto Camisea desde fines del 2004 nuestro país satisface la demanda interna del GLP, derivado que resulta de una mezcla de propano (60%) y butano (40%), y que gracias al subsidio explícito del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE) permitirá que cerca de un millón de peruanos al 2016 se beneficien de un descuento a través de un vale por S/ 16 nuevos soles, con lo cual finalmente resultarán abonando en efectivo un promedio de S/ 15 nuevos soles, es decir una disminución sustancial en el precio del balón de GLP que se financiará con un sobrecargo en el precio de la electricidad de los grandes consumidores, reconocidos como clientes libres.

El gas licuado de petróleo (GLP) que se vende preferentemente en balones de 10 kilos debe masificarse como parte de una política de gobierno que apuesta por la autonomía energética, es decir, se debe consumir los derivados de hidrocarburos provenientes de la producción interna, como es el caso del GLP que debe diferenciarse del Gas Natural (GN) y del Gas Natural Vehicular (GNV) que se utiliza en el transporte automotriz mediante balones más pesados por la mayor presión que se necesita para inyectar el gas.

Masificar el GLP con precios sociales y el gas natural hacia los más pobres es un imperativo nacional y un compromiso de gobierno que se está cumpliendo, como ha sido expuesto por el Presidente de la República en el discurso por fiestas patrias.

En principio, por su propia naturaleza los subsidios constituyen una herramienta de política económica propia del “Estado del Bienestar”. En los Estados Unidos de Norteamérica la cuna del liberalismo económico se subsidia la producción agraria con más de mil millones de dólares diarios, en los países de la Europa Occidental se subsidia la producción de trigo, tomate, etc. hasta por becerro nacido, como también el Japón subsidia la producción de arroz.

En tal sentido, reconociendo que nuestro país tiene una producción promedio de GLP de 46 mil barriles diarios y una demanda que se aproxima a los 42 mil barriles diarios, con pequeños márgenes de exportación, es evidente que se tiene que asegurar en el tiempo el mayor consumo de un combustible limpio como el GLP a la mayor cantidad de peruanos en especial a los más pobres, que están en el campo, y que por razones materiales de existencia utilizan el carbón de leña provocando la desforestación de los bosques costeños y andinos, como que también se usa la bosta y la yareta.

Si se tiene presente que el grueso de la producción del gas licuado de petróleo (GLP), más del 86% se obtiene de las plantas de fraccionamiento del gas natural, en especial de los líquidos de Camisea tratados en Pisco; con tales recursos el país es autosuficiente, y lo será aún más cuando la producción de líquidos proveniente de los lotes 88 y 56  se incrementen de los 76 mil barriles diarios a más de 120 mil barriles con el programa de inversiones del Consorcio Camisea proyectados al 2014, se estima que aproximadamente 60 mil barriles diarios de GLP serán obtenidos de la Planta de Fraccionamiento de Pisco.

Es más, se debe reconocer que GLP es el único combustible que ha tenido un crecimiento sostenido en el país en los últimos 20 años con tasas superiores al 10 por ciento anual desplazando a las gasolinas, a los petróleos industriales, convirtiéndose en el segundo combustible en importancia después del diesel 2 ahora denominado biodiesel.
Sin embargo se debe ser cuidadoso en la aplicación del subsidio al GLP identificando a los campesinos pobres que puedan reconvertirse del uso de la leña que tiene un valor económico cero pero con un alto daño ambiental, con la entrega del vale de descuento de 16 nuevos soles, por las posibles distorsiones que se pudieran generar. Un campesino pobre con ingresos diarios de US$ 2 o US$ 3 dólares difícilmente se reconvertirá al GLP pues abonar US$ 6 dólares o más por un balón es todavía un alto precio en la lógica de la economía campesina.

De allí la necesidad de una política integral de penetración y construcción de mercado para el GLP en la economía agraria con el conjunto de los programas sociales que está aplicando el gobierno, en el marco de la lucha contra la pobreza, la generación de empleos productivos en alianza con la actividad minera y el turismo. Con todo ello el Fondo de Inclusión Social Energético (FISE) no deja de ser una realidad positiva que se ha iniciado ya en Ayacucho y se extenderá a Huancavelica, Puno, Cajamarca, Apurímac.

*Publicado el 05 de agosto de 2012 en el diario El Peruano
http://www.elperuano.pe/Edicion/noticia-fondo-inclusion-social-energetico-con-glp-46749.aspx

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