martes, 17 de marzo de 2009

LA OROYA: UNA VEZ MÁS, SÍ IMPORTA

PRÓRROGA A DOE RUN PERÚ SRL


Nadie puede negar que la privatización fragmentada de Centromín Perú ha sido un mal negocio para el país, con sus operaciones integradas estaría percibiendo los ingresos y utilidades de lo que fueron sus unidades San Cristóbal, Andaychagua, Marh Tunnel, Cobriza, Cerro de Pasco, Morococha, Yauricocha, Casapalca, los ingresos del centro minero metalúrgico La Oroya, y de la empresa de generación Electroandes, al margen de otras actividades. Está demostrado por la historia y la realidad, que la lógica más eficiente de las operaciones mineras supone la integración de las actividades de extracción de minerales con las de fundición y refino más la comercialización de los mismos.

Por lo menos, esto lo declaraba el venerable don Alberto Benavides de la Quintana hacia 1993, cuando se adoptó la decisión de privatizar por partes a la Empresa Minera del Centro (Centromín), unidad que hubiese sido lo más cercano a la empresa cuprífera chilena Codelco, la principal productora de cobre a nivel mundial y enérgica protagonista del ahorro interno, más financista en la modernización de las fuerzas armadas de Chile.

Debiera también recordarse que en el pasado los yacimientos de Antamina, y Mra. Yanacocha también pertenecieron a Centromín, y formaban parte de la cartera de proyectos para su crecimiento que lamentablemente se frustró gracias al fundamentalismo liberal de los noventa. Una participación del 10% o 20% en el accionariado le hubiese otorgado importantes ingresos al Estado, si hubiese vocación de desarrollo en nuestra clase política y empresarial. Pero,….esta es otra historia.

Como resultado de la transferencia al sector privado de las empresas públicas, las operaciones de Doe Run Perú SRL se iniciaron con la compra del complejo minero metalúrgico La Oroya, no es materia de análisis en este artículo si hubo subvaluación o no de los activos y patrimonio en este proceso. Este incluye la transferencia del complejo de fundición y refino adquirido a través del proceso de privatización en octubre de 1997, y las operaciones de mina e instalaciones de procesamiento de Cobriza (en Huancavelica), adquiridos en agosto de 1998. Lo cierto y evidente, es que la combinación del Complejo Metalúrgico de La Oroya con las minas Cobriza constituye una integración minero industrial, que representa lo más avanzado y cercano a una industrialización básica de la actividad minera.

Se debe tener presente que las operaciones de Doe Run Perú (DRP), han sido actividades heredadas de la Cerro de Pasco Corporation y de la Empresa Minera del Centro (Centromín). En tal sentido, la industrialización de la minería en nuestro país se restringe a otorgar valor agregado primario como es el refino, fundición o laminados, obteniendo metales finos de: cobre, plata, zinc, plomo y oro, además la empresa produce una variedad de sub productos, incluyendo bismuto, indio, telurio, antimonio, cadmio, selenio, ácido sulfúrico, concentrado de zinc-plata, sulfato de zinc, sulfato de cobre, trióxido de arsénico y otros, de uso industrial.

Sin embargo, el costo social y ambiental de esta producción es elevado, y se relaciona con lo que los economistas denominan “externalidades negativas”, es un alto grado de contaminación de la atmósfera, suelos, ríos etc. que afectan gravemente la salud de la población local y de las actividades de la Cuenca del Mantaro. Se debe recordar que como parte de los compromisos de la privatización Doe Run asumió el compromiso de remediar los pasivos, y la histórica contaminación producida por los humos, efluentes y otros que afectan a la ciudad de La Oroya.

En tal sentido, se debe reconocer que las inversiones que se han ejecutado en el marco del Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) han superado las expectativas iniciales, materia de una investigación del organismo regulador, pero el tema es tan sensible que el solo anuncio del retraso de las inversiones ambientales genera preocupación en la población, trabajadores, Iglesia, Ongs, y claro está en el propio gobierno.

Desde 1998 la empresa ha realizado inversiones ambientales incluso por encima de los compromisos originales producto de la privatización, sin embargo, la crisis de precios del 2001/2003 afectó fuertemente la disponibilidad de recursos para el cumplimiento integral de las inversiones del PAMA, de allí que en el año 2006, la empresa tuviera que solicitar la prórroga y la autorización de parte del Ministerio de Energía y Minas del Perú, durante la gestión del ex Presidente Alejandro Toledo. Esta postergación de los plazos requeridos para la ejecución de los compromisos de inversión; ha representado una reprogramación para la construcción de la Planta de Ácido Sulfúrico de los circuitos del zinc, plomo ya terminados, y el más importante del cobre debiera estar entregado en octubre del 2009.

Por ello, si bien se debe destacar los esfuerzos de Doe Run para cumplir los compromisos pendientes del PAMA originados en el proceso de privatización de Centromín Perú, especialmente en la captación del dióxido de azufre, que hace irrespirable por horas en razón de la picazón y escozor en los ojos, nariz, y faringe producida por los humos provenientes de los hornos de las fundiciones. Si bien es destacable que se hayan realizado inversiones superiores a las originalmente comprometidas, extraña la pobre transparencia en la información económica financiera de la empresa a pesar de la bonanza de precios de los productos mineros.

En verdad, lo que debiera estar en cuestión es la transparencia sobre la capacidad financiera de la empresa para financiar las necesarias inversiones ambientales en un contexto internacional recesivo. Lo que no invalida preguntarse sobre el destino de los excedentes obtenidos entre el 2005 y el 2008, durante el boom de la minería, que situaba a Doe Run Perú como una de las principales empresas de exportación.

Así, al mes de marzo del 2009 por versiones periodísticas Doe Run declara sufrir restricciones financieras, para el término en la construcción de la planta de ácido sulfúrico del circuito de cobre que tiene a la fecha un avance del 53%. Se justificaría esta situación como parte de los efectos de la crisis internacional, que ha endurecido el acceso a un crédito revolvente por US$ 75 millones de dólares con los bancos formados por el Banco de Crédito, BNP Paribas y Standard Chartered.

Como toda empresa, Doe run financia sus operaciones locales con préstamos que le sirven como capital de trabajo, por ello, ante los problemas de financiamiento estaría presionando para una ampliación en el tiempo, para el cumplimiento del programa de inversiones en la captación del dióxido de azufre en el circuito de cobre.

Por ello, sería recomendable una mayor transparencia sobre la real situación económica/financiera de la empresa, respecto a los ingresos generados, las utilidades obtenidas, la generación interna de recursos (GIR) que constituye el mejor indicador sobre la rentabilidad empresarial, pues considera la suma de utilidades operativas más las depreciaciones más amortizaciones que le otorgan flujo de caja. Se debiera investigar cómo se han estado financiando las inversiones, y de las reales posibilidades de cumplimiento del PAMA, más la posible existencia de utilidades remesadas a su matriz por medio de diversos conceptos. Ello es urgente y necesario para una mejor fiscalización.

Así, con la información disponible entre el 2005 y 2008 en el cuadro de referencia “Relación de la Generación Interna de Recursos y las Inversiones Ejecutadas del PAMA” los ingresos por ventas se han incrementado significativamente, casi se han duplicado pasando de los 623 millones de dólares en el 2005 para alcanzar los 1,172 millones en el 2008. Las utilidades operativas transitaron de los 28 millones de dólares en el 2005 alcanzando a setiembre del 2008 la suma de 88 millones de dólares. Por ello, la Generación Interna de Recursos (GIR), que suma a las utilidades operativas las detracciones por concepto de depreciaciones y amortizaciones, estaría representando importantes valores. De allí, que el GIR acumulado en el período de referencia sería equivalente a los 467 millones de dólares y los valores de las inversiones producto de los compromisos del PAMA significan 250 millones de dólares.

Es también verdad, que la empresa ha estimado mayores compromisos de inversión para resolver la contaminación histórica de La Oroya, de allí que sea absolutamente necesaria la mayor transparencia en la información económica financiera, en la rentabilidad, en la fuente y usos de fondos, pues sería un contrasentido social y político que se extienda el plazo para el cumplimiento, si se verificasen mayores remesas de utilidades a su matriz Renco Group, ello sería una falta grave que requeriría la máxima sanción de parte del organismo regulador Osinergmin.
























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